Un adelanto del disco en conjunto de Shaman y Los Hombres en Llamas, Sr. Tomate y Prietto Viaja al Cosmos con Mariano.
Es el atardecer de un día cualquiera en una casa de la ciudad de La Plata. En el patio seco del edificio tipo chorizo, entre perfume de malvones colorados y ladridos de perro, una ronda de mate se perpetúa aunque el sol se esconda detrás de la medianera de cal.
Shaman, Shaman Herrera, parece dormirse, como Troilo, sobre su instrumento: una guitarra acústica de color negro que, en realidad, no es de él, sino de Poli. Ella tiene, como Shaman, un grupo para el que canta y toca la guitarra. Por eso se atreve a sugerirle una modificación al arpegio que el hombre de bigotes repite como un mantra.
La guitarra también es el instrumento favorito de Mariano, que mira la escena a pocos metros, sentado sobre un cajón. Él toca la eléctrica en un dúo que forma con Prietto, que regresa de la cocina, con el mate y la pava.
La guitarra es una y todos allí tienen material que mostrar. Edu, Tulio, Piter, Ale, también están allí. Son músicos. La genial idea los recorre y penetra, como el mate. Alguien la exterioriza. Grabemos.
Fue así como tres de las bandas más resonantes y prolíficas de nuestro rock local cultivaron Elesplit, la versión criolla de los discos (o casettes) punk donde varias bandas hacían causa común para mostrar lo suyo. “Yo recuerdo tener varios cassetes de musica independiente donde un lado era una banda y del otro otra –cuenta Edu, miembro de Sr. Tomate-. Esos cassetes tenían algo de especial, de artesanal, algo más de tomar unos mates con amigos y hacer música”.
La fraternidad entre los miembros de las bandas hizo del permanente intercambio, un nuevo espacio de música: Elesplit. Cada banda aportó tres temas especialmente pensados para el álbum que fueron grabados, arreglados y analizados por toda la “comunidad” que tocó en el disco. Cuenta Edu: “Las bases de los todos los temas las grabamos en un fin de semana en el estudio de Shaman. Armamos el set de instrumentos y así fuimos grabando las bases de todos los temas, la idea fue que todos los temas se graben bajo el mismo ambiente sonoro y físico”.
El resultado son nueve canciones que fluyen naturalmente, como en una mateada con amigos. Nueve canciones animadas por el espíritu más intrínseco de cada banda pero hilados por sitios seguros donde pisar: un camino de piedras sobre el río, donde los músicos se pasan la voz para darle forma a Elesplit.
Quien lanza la primera piedra es Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, con un típico tema propio que, cuando ya nos sumerge en su atmósfera narcótica pasa sin rodeos al segundo tema, obra de Shaman y los Hombres en Llamas y su permanente naufragio por las aguas del apocalipsis. El tercero pertenece a Sr. Tomate. Así será el proceso, por triplicado, hasta el fin del álbum.
Quizás, lo más interesante del disco se encuentre a partir del cuarto tema, cuando los entrecruzamientos de las bandas sean más palpables. A partir de “Canción apara Shaman y el afro”, donde la voz es llevada por Mariano Castro pero las guitarras son acústicas y los coros dignos de “En el mundo de fuego” (primer disco de Shaman y Los Hombres en Llamas, 2008) o de alguno de Syd Barret, cuando crece la imagen del “supergrupo”. Sin embargo, el discurrir del disco no fue celosamente planeado. “No hay nada muy premeditado en el disco (esa era la idea), como un ensayo o una mateada –admite Edu Morote-. Cuando pensamos el orden, lo único que queríamos era que los temas de las bandas estén mezclados entre sí”.
La cuenta continúa con “Casa en llamas”, abierta por Shaman pero cantada a dúo con Poli, una cantante cada vez más personal y justa. La sexta canción (“Papá”) es un cruda representación doméstica en el original estilo “tomatino”; una rapsodia de la tragedia cotidiana. “Los perros del lugar” devuelven el protagonismo a Prietto y Mariano, que rebalsa la canción con su voz quebrada y visceral. Shaman tendrá su turno con “El río en el camino”, otra exploración suya por los senderos del desencanto y la desesperanza. Y el tema que cierra el disco (“Oso de invierno”) es una confirmación de la capacidad de Sr. Tomate para enunciar melodías memorables hechas a molde para el final de fiesta, como lo son “La tempestad” (de “Ritmo de Vida”, 2008) o la despierta versión de “Ya nadie va a escuchar tu remera”, del compilado local “De regreso a Oktubre” (2007).
Luego de los retrasos en los que incurrió la empresa encargada de la copia de los discos, los álbumes ya pueden solicitarse a los propios músicos y pronto estarán en las disquerías de la ciudad. La presentación del disco, suspendida a fines del pasado año, se prevee para marzo, quizás en El Teatro de calle 43. Para ansiosos, hay adelanto en www.myspace.com/vivaelesplit.
Shaman, Shaman Herrera, parece dormirse, como Troilo, sobre su instrumento: una guitarra acústica de color negro que, en realidad, no es de él, sino de Poli. Ella tiene, como Shaman, un grupo para el que canta y toca la guitarra. Por eso se atreve a sugerirle una modificación al arpegio que el hombre de bigotes repite como un mantra.
La guitarra también es el instrumento favorito de Mariano, que mira la escena a pocos metros, sentado sobre un cajón. Él toca la eléctrica en un dúo que forma con Prietto, que regresa de la cocina, con el mate y la pava.
La guitarra es una y todos allí tienen material que mostrar. Edu, Tulio, Piter, Ale, también están allí. Son músicos. La genial idea los recorre y penetra, como el mate. Alguien la exterioriza. Grabemos.
Fue así como tres de las bandas más resonantes y prolíficas de nuestro rock local cultivaron Elesplit, la versión criolla de los discos (o casettes) punk donde varias bandas hacían causa común para mostrar lo suyo. “Yo recuerdo tener varios cassetes de musica independiente donde un lado era una banda y del otro otra –cuenta Edu, miembro de Sr. Tomate-. Esos cassetes tenían algo de especial, de artesanal, algo más de tomar unos mates con amigos y hacer música”.
La fraternidad entre los miembros de las bandas hizo del permanente intercambio, un nuevo espacio de música: Elesplit. Cada banda aportó tres temas especialmente pensados para el álbum que fueron grabados, arreglados y analizados por toda la “comunidad” que tocó en el disco. Cuenta Edu: “Las bases de los todos los temas las grabamos en un fin de semana en el estudio de Shaman. Armamos el set de instrumentos y así fuimos grabando las bases de todos los temas, la idea fue que todos los temas se graben bajo el mismo ambiente sonoro y físico”.
El resultado son nueve canciones que fluyen naturalmente, como en una mateada con amigos. Nueve canciones animadas por el espíritu más intrínseco de cada banda pero hilados por sitios seguros donde pisar: un camino de piedras sobre el río, donde los músicos se pasan la voz para darle forma a Elesplit.
Quien lanza la primera piedra es Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, con un típico tema propio que, cuando ya nos sumerge en su atmósfera narcótica pasa sin rodeos al segundo tema, obra de Shaman y los Hombres en Llamas y su permanente naufragio por las aguas del apocalipsis. El tercero pertenece a Sr. Tomate. Así será el proceso, por triplicado, hasta el fin del álbum.
Quizás, lo más interesante del disco se encuentre a partir del cuarto tema, cuando los entrecruzamientos de las bandas sean más palpables. A partir de “Canción apara Shaman y el afro”, donde la voz es llevada por Mariano Castro pero las guitarras son acústicas y los coros dignos de “En el mundo de fuego” (primer disco de Shaman y Los Hombres en Llamas, 2008) o de alguno de Syd Barret, cuando crece la imagen del “supergrupo”. Sin embargo, el discurrir del disco no fue celosamente planeado. “No hay nada muy premeditado en el disco (esa era la idea), como un ensayo o una mateada –admite Edu Morote-. Cuando pensamos el orden, lo único que queríamos era que los temas de las bandas estén mezclados entre sí”.
La cuenta continúa con “Casa en llamas”, abierta por Shaman pero cantada a dúo con Poli, una cantante cada vez más personal y justa. La sexta canción (“Papá”) es un cruda representación doméstica en el original estilo “tomatino”; una rapsodia de la tragedia cotidiana. “Los perros del lugar” devuelven el protagonismo a Prietto y Mariano, que rebalsa la canción con su voz quebrada y visceral. Shaman tendrá su turno con “El río en el camino”, otra exploración suya por los senderos del desencanto y la desesperanza. Y el tema que cierra el disco (“Oso de invierno”) es una confirmación de la capacidad de Sr. Tomate para enunciar melodías memorables hechas a molde para el final de fiesta, como lo son “La tempestad” (de “Ritmo de Vida”, 2008) o la despierta versión de “Ya nadie va a escuchar tu remera”, del compilado local “De regreso a Oktubre” (2007).
Luego de los retrasos en los que incurrió la empresa encargada de la copia de los discos, los álbumes ya pueden solicitarse a los propios músicos y pronto estarán en las disquerías de la ciudad. La presentación del disco, suspendida a fines del pasado año, se prevee para marzo, quizás en El Teatro de calle 43. Para ansiosos, hay adelanto en www.myspace.com/vivaelesplit.
*Por su parte, Sr. Tomate iniciará su actividad en vivo de 2010 este sábado 20 en Zaguán Sur (Moreno 2320, Cap. fed.) junto a Utopians y Vero Cid.